Por. José A. Montoya Cuba – Ya son 4 veces que veo la serie del Tabo (Día y Noche su propia lucha) seguida los 10 capítulos, 10 horas relajado disfrutando de la gran actuación de Albertico Pujol y el gran elenco de esa serie, magníficos actores, pero la interpretación del Tabo me recuerda en ocasiones quién de verdad yo soy, y cómo logré sobrevivir en el barrio de San Leopoldo en centro Habana, dónde me crie hasta los 19 años de edad, jamás fui delincuente pero me trataron como tal, en Miami es muy fácil colgarle cartelitos a los demás, sin conocer de sus propias luchas, buena interpretación del actor de “para bailar” Albertico y todo el elenco de la serie el Tabo, pero los Tabos de Cuba se han trasladado a Miami, invadido todo y han convertido a Miami Dade en una cochambre, porque recordemos algo, al final el Tabo era un chivato, porque no se trataba de un agente de carrera, simplemente un individuo que escogió su propia lucha, el del chivaterismo. Cuándo llegué a vivir al barrio de San Leopoldo en 1965 con la edad de 9 años desde el Cotorro, el primer día que salí a ser mandados a mi madre, buscar el pan en la calle Neptuno, en la esquina de Gervasio y Concordia, le tuve que dar a un guapo de barrio su primera lección de respeto, él tendría unos 13 años de edad y yo 9 años, quiso quitarme el pan de la cuota, pero lo mandé al hospital con un ladrillazo en la cabeza, eso me costó que me internaran en la escuela de rehabilitación de menores en Manrique 58, y entonces comenzó mi historia la del “El Macao de la Habana) con ese nombrete me bautizaron en la escuela de rehabilitación Cepero Bonilla en Concha y Cristina, resultó que “El Baba” un negro inmenso estaba ahorcando a Orestes Gil (Yo no lo conocía a Gil) pero intervine rompiéndole la cabeza con una paleta de pupitre al Baba, ya yo tenía 10 años entonces, el Baba tendría unos 16 años, la escuela de rehabilitación era desde la mañana a las 6 Pm que nos llevaban a la casa en ómnibus, íbamos cantando Guaguancó de guapería en el trayecto, y la intriga en su punto para ver a quién le pasaban la cuenta.
Las escenas del Tabo recrea toda una vida barriera, los solares de la Habana, recuerdo Laguna 85 uno de los más grande que existía en San Leopoldo, yo me crie en una cuartería de cinco cuartos en los altos de Gervasio 213 entre Virtudes y Concordia, pero la mayoría de mis amistades eran de solares, allí abundaban los Paleros, Abakuá y Oloshas e Iyaloshas, Babalawuos, la mayoría de los negocios se llevaban a cabo en la calle al lado del Ponce Carrasco dónde jugábamos Handboll por dinero, también en el parque trillo, pero en los solares eran los puntos fijos, las guerras barrieras estaban a la orden del día, un barrio contra el otro, y aquello de “Tiene mi barrio los Sitios un ambiente colectivo, lo mismo el bobo que el vivó se divierte a su manera” pero existía algo valioso, los vendedores de mariguana o mariguaneros no dejaban a los muchachos acercarse a ellos, la intriga y el trapicheo ilegal estaba a la orden del día, y había que ser guapo para sobrevivir, y en mí caso para demostrar que lo era me costó toda una vida en las escuelas de rehabilitación de menores, al punto de que me enviaron al segundo frente en la Sierra Cristal en Oriente a recoger café con 11 años, es tan intensa la historia, que en ocasiones para recordarme quién soy y que conocí el cuello y la corbata en Estados Unidos y no en Cuba, y así no olvidar de dónde vengo, cuándo veo al Tabo en su interpretación barriera en la Habana, y a sus víctimas que entregó a la policía, me he preguntado ¿Cómo las Yegua de bibliotecas en Miami puede pretender querer enfrentar a un jurado de San Leopoldo, a un Tabo o a un Macao de la Habana, al Gato, al Apache, a Lapicero, a Ricardo corazón de León? Creo que en ocasiones hay que pensar a la antigua, resulta más rentable, pero recordando, que existe un Tabo dónde menos usted lo imagina, razón por lo que en Miami me consideran impenetrable, sin amigos, exitoso solano, porque no me cuadran los Tabos, los Bota perros ni los Nbory Nsisillamba, ni los manganeone Zayagenge. Felicito a Alberto Pujol por su gran papel y a todo el elenco de esa serie, que recrearon la verdad a plenitud de una La Habana muy particular, y aquello de “Ahora voy a ser mención de las calle de mi barrio, de Maloja a Campanario y de sitio hasta escobar, por Lealtad puedes bajar y pararte en Peñalver, más abajo está Condesa y Concepción de la vaya, y por si la mente te falla, Figuras puedes coger, Chiviri chagara, pica si va a picar.
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Enero 2021
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